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miércoles, 16 de agosto de 2017

La ejecución pública de un pederasta, último capítulo del horror en un Yemen asolado por la guerra y el cólera.


No es sólo el brote apocalíptico de cólera, la hambruna atroz, los bombardeos diarios o el abandono de migrantes en medio del mar frente a las costas de Yemen. 

El horror se llamó este lunes Husein Saket. 

El joven fue ejecutado con varios disparos y su cuerpo colgado posteriormente de una grúa, acusado de secuestrar, violar y asesinar a una niña de cinco años. Su cadáver permaneció a la vista del público en la plaza Tahrir de Saná, la capital del Estado fallido controlada por los rebeldes hutíes. 


Según fuentes locales, Saket, de 22 años, había llegado a participar en las tareas de búsqueda de la menor, antes de ser descubierto. "Esto disuadirá a los criminales", sentenció el tío de la pequeña, Ali Ayedh, de acuerdo con testimonios. 

Una nutrida marabunta de curiosos presenció la ejecución. Los verdugos tirotearon al criminal con un fusil tipo Kalashnikov. Luego, lo colgaron bajo el sol. 

Así lo muestran las fotografías, en una estampa más del caos que sufre el país desde hace décadas y que ha empeorado desde marzo de 2015.

Un país arrasado por la guerra y el cóleraMás de 8.300 personas han muerto en el país arábigo por la guerra que estalló después de que el movimiento hutí contribuyera a expulsar de la capital al presidente Abdrabbuh Mansur Hadi. 

Su acción motivó que una coalición de países de la región, liderados por la vecina Arabia Saudí, declarara la guerra a los insurrectos. Bajo el fuego de unos y otros, adoleciendo de falta de un Estado funcional y de infraestructuras médicas, sufriendo una crisis alimenticia rampante y una sequía leonina, los civiles se están llevando la peor parte.

La Organización Mundial de la Salud ha advertido de que el cólera ya ha contagiado a más de medio millón de personas, 1.975 de las cuales han muerto por esta enfermedad. 

"Los empleados de Salud yemeníes están operando en condiciones imposibles", apuntó en un comunicado el jefe de la agencia de la ONU para la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus. 

"Miles de personas están enfermas, pero no hay suficientes hospitales, suficientes medicinas, suficiente agua limpia", lamentó. Los últimos meses, de calor extremo, han sido letales. 

Una tormenta perfecta de desgracias ha convertido este brote de cólera en el mayor del mundo, con 5.000 nuevos casos cada día. Ghebreyesus alertó de que el desgobierno fuerza a médicos y enfermeras a trabajar sin haber cobrado por cerca de un año. 

Más de la mitad de la población no tiene acceso a infraestructuras sanitarias. La bacteria que provoca esta enfermedad, capaz de matar a niños y ancianos, se extiende rápidamente por la poca comida y agua disponibles.

Las costas, cementerio de migrantes

Se cree que cientos, posiblemente miles de migrantes procedentes de Somalia han muerto en los últimos meses en aguas yemeníes después de ser forzados por los traficantes de personas a saltar al agua antes de tocar tierra. 

En el último episodio, ocurrido la semana pasada, al menos 50 personas murieron después de que los contrabandistas, fusil en mano, golpearan y amenazaran a los 120 pasajeros para que abandonaran la nave y nadaran hasta Yemen.

Según el periódico 'The Guardian', la embarcación había dejado el puerto de Bosaso, en el Golfo de Adén, 16 horas antes. 

"Los contrabandistas nos dijeron que era muy arriesgado acercarse a la orilla porque las autoridades yemeníes habían arrestado a contrabandistas. 

Así que nos conminaron a saltar. Algunos les imploraron para que se acercaran un poco más, pero lo rechazaron y empezaron a aporrear a la gente con palos" explicó al rotativo británico uno de los supervivientes. 

"Recuerdo que algunos eran muy jóvenes, y no sabían nadar", señaló este migrante. Ni siquiera el caos yemení disuade a miles de personas que huyen del drama en Somalia y países aledaños, quienes consideran que la falta de autoridad en Yemen les permite usar el país de plataforma para entrar en el continente. 

Lluvia de bombas

Mientras tanto, la hambruna sigue consumiendo a una población que ha visto caer desde el aire, en la mitad de este 2017, más bombas - 5.676 ataques aéreos - que en todo el año anterior. "La actual crisis de seguridad alimenticia es un desastre provocado por el hombre resultante no sólo de décadas de pobreza y falta de inversión, sino también de una táctica de guerra de estrangulamiento económico", denunció a principios de agosto Auke Lootsma, director en Yemen del programa de Desarrollo de la ONU.

La guerra de Yemen no tiene visos de finalizar de forma oficial. 

Pero, esta semana, una filtración ha atribuido al Príncipe Mohamed Bin Salman, heredero de la Corona saudí y uno de los principales actores en el desastre yemení, el deseo de apartarse del conflicto. Según un intercambio de mensajes, publicados tanto por el medio digital Middle East Eye como por The Intercept, Bin Salman habló de esta cuestión con dos altos ex cargos diplomáticos estadounidenses.

@elmundo

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