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martes, 25 de junio de 2019

La insólita noche en que Soda Stereo fue telonera de una banda de merengue y Gustavo Cerati terminó de madrugada en la playa con Shakira



Un concierto desastroso, una fiesta junto al mar, y una ciudad del caribe colombiano famosa por su carnaval, fueron los ingredientes que se mezclaron para que estos dos artistas se encontraran por primera vez
"Mira, en Barranquilla se baila así", dice una de las canciones más conocidas de Shakira, la artista colombiana con mayor fama en el mundo, que con sus sensuales movimiento de cadera se ha encargado de hacer igual de famosa a su ciudad natal, un lugar enquistado en el Caribe colombiano popularmente conocido como "La Arenosa", sede del segundo Carnaval más importante del mundo, donde el baile es amo y señor en los gustos fiesteros de sus habitantes. Una ciudad que en octubre de 1995 sería epicentro de una macondiana historia que mezcla merengue, rock, un desastroso concierto, un amanecer junto al mar y el primer encuentro entre la colombiana y su ídolo, el mismísimo Gustavo Cerati.

Con los años, estos dos artistas construirían una gran amistad que se vio reflejada en muchas colaboraciones del músico argentino en la obra de la colombiana. Como en las canciones "No" y "Día Especial" del álbum Fijación Oral Vol 1 (2005), que compusieron juntos y en las que Cerati grabó las guitarras.

Muchas son las anécdotas de los días que pasaban tocando juntos, Cerati en guitarra y Shakira en la batería, en un viejo granero que la colombiana había adecuado como estudio de grabación en su casa de Punta del Este (Uruguay), de la que Cerati era vecino. De ahí surgieron canciones como "Tu Boca", "Devoción" o "Mariposas" que la colombiana grabó para su disco Sale El Sol (2010) y en las que también colaboró el rockero.

Shakira siempre se ha declarado admiradora de Cerati y lo cita como una de sus más grandes influencias. Esta admiración quedó plasmada en el emotivo prólogo que abre Cerati en primera persona -libro de Maitena Aboitiz sobre el rockstar argentino-, donde recuerda giras, conciertos y vacaciones juntos.

Pero la primera vez que cruzaron caminos fue un encuentro fugaz en medio de una rumba junto al mar.

A mediados de la década del 90, el panorama musical de Latinoamérica estaba moldeado en gran medida por Soda Stereo, una banda que le enseñó a los hispanos que hacer Rock en español era posible. Ellos alcanzaron una fama continental tan masiva que terminaría por desgastar a la banda, que dio su último recital en 1997. Dos años antes, en 1995, Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, se embarcaron en el tour de su último álbum de estudio juntos, Sueño Stereo, una gira que fue un éxito salvo por una fecha.

Era 14 de octubre de 1995 y Soda Stereo estaba programado para tocar en Barranquilla (Colombia). El concierto se realizaría en el Estadio Romelio Martínez, ubicado en el centro de la ciudad y el cartel prometía una noche de música bastante atípica: Non Sancta (banda local de rock), Poligamia (banda de Bogotá de rock pop), Soda Stereo (la banda de rock más famosa del momento) y como artista principal los merengueros de Rikarena.

"En Barranquilla no había público de rock, la gente del montón iba a ver a Rikarena. Eran el boom del momento, era la primera vez que iban a Colombia, era una banda nueva y era la sensación", cuenta Alfredo Bendeck, un argentino, periodista y director del programa radial Frecuencia Pop que vivió por muchos años en la ciudad y era el jefe de prensa del evento.

"Figurate, era rarísimo promocionar en el mismo cartel a Soda y a Rikarena", resalta Bendeck, que más tarde esa noche terminaría presentando al astro argentino con la cantante colombiana.

El concierto estuvo marcado por el desorden logístico. Primero cambiaron el lugar dos días antes del show porque la Alcaldía de la ciudad negó los permisos del estadio y el montaje se trasladó a las afueras, en el parqueadero, un playón que para ese entonces no era más que arena y piedras.

El concierto estuvo a punto de ser cancelado. "Soda Stereo tocó por respeto a la gente", dice Bendeck, quien agrega: "Gustavo estaba re caliente, como es normal, pero por la organización del evento".

Otro problema fue el retraso. Así lo recuerda Iván Rosero, un fanático que logró camuflar una grabadora de casete al concierto, dejando para la posteridad el único registro sonoro del paso de Cerati y compañía por "La Arenosa".

"El concierto estaba programado para las 8 de la noche pero eran las 10.30 y no arrancaba. La gente ya estaba molesta, empezaron a lanzar cosas al escenario, la mayoría de la gente fue a ver a Rikarena. A las 11 corrió el rumor de que no iba a haber concierto, muchos dijeron que Soda no quería tocar en ese lugar", afirma Rosero.

Hubo problemas con las luces, con el sonido, ninguno de los teloneros se presentó y el público que en su mayoría había ido a bailar "Ay", "No puedo olvidarla", "Te voy a hacer falta" o "El Cutibili Pachá", se tornaba más hostil con cada minuto de retraso exigiendo el concierto de los merengueros.

Mientras tanto, en el Hotel Puerta del Sol donde se hospedó Soda Stereo -ubicado a pocas cuadras del concierto- Bendeck discutía con el conductor de la van contratada para transportar a la banda, que se reusaba a llevarlos porque le debían dinero. "El chabón de la camioneta dijo: si no me pagan, yo no los llevo; y yo le respondía: ¿cómo vas a bajar a los artistas, estás en pedo?".

Pero después de muchas discusiones y retrasos, por fin Soda Stereo se subió al escenario. "Menos mal, salió Soda porque estaba a punto de formarse un motín ahí, tocaron casi a media noche", recuerda Rosero.

En el escenario la historia fue otra. El concierto fue impecable, el show empezó con "Planta" y el repertorio, aunque centrado en Sueño Stereo hizo un recorrido por su historia musical. En el publico, sin embargo, se libraría una suerte de batalla entre rockeros y merengueros, siento los últimos más, valiéndoles a los Soda la abucheada de sus vidas.

"La gente que estaba atrás tiraba piedras, monedas, abucheaban, les gritaban hijueputas, coreaban Rikarena, Rikarena. Los de adelante que fuimos a ver a Soda coreábamos todas las canciones y el nombre de la banda, era como una rivalidad entre los dos públicos (…) Aún así recuerdo a un Cerati contento, dijo que estaba feliz de estar en Barranquilla porque era la primera vez que había estado en Colombia cerca al mar", recuerda Rosero.

Pero Bendeck cuenta que cerca del escenario el ambiente fue excelente, en la zona vip estaban Shakira y los músicos de Poligamia, cuyo cantante, Andrés Cepeda, hoy goza de una reconocida carrera como solista. "La gente que iba a ver a Soda, aunque era menos, sabía la importancia de esa banda ahí (…) Yo realmente no escuché nada, del escenario no salió nada, no hubo que parar el concierto, dieron un recital como si hubieran estado en River".(Jorge Cantillo-Infobae)

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