Más en serio, seguro tiene que haber un truco cuando le preguntas la razón por la que nada les engorda, y ellas te juran por sus hijos (¡y tienen 3!), que no hacen dieta y que comieron arroz al medio día. Mientras tanto, tú… pasando hambre y lo más apetitoso en la enésima dieta que llevas es una hoja de lechuga al dente.
Pero lo cierto es que hay patrones y hábitos que desarrollan las mujeres que han perdido peso, y se han mantenido delgadas a través de los años. Los científicos se han ocupado de recogerlos, y algunas afortunadas decidieron compartirlo con el resto de los mortales.
Las mujeres flacas, se sientan: Aunque parezca algo obvio, si te dedicas a caminar o realizar otras actividades en el tiempo en que supuestamente estás comiendo, pierdes el sentido de la proporción, y no te das cuenta de la cantidad que estás consumiendo. El cerebro es el que da la orden de "estar lleno", y si lo tienes ocupado con otra cosa, se le va a pasar o no lo vas a oír. Hay estudios que demuestran que la gente que se sienta a comer y sólo se dedica a eso, termina consumiendo 200 calorías menos que aquellos que acostumbran a comer de pie.
Las mujeres flacas, porcionan: Saben lo que les gusta, conocen sus debilidades y aprenden a jugar con las mismas cartas. Se sirven en platos pequeños porciones pequeñas (aunque repitan, pero siempre es menos). Así como tienen una "tacita" para calcular el arroz antes de cocinarlo, la tienen dentro de la caja de cereal, de la funda de papitas y de cualquier cosa que les de seguidilla.
Las mujeres flacas esconden los antojos: No es que no se den alguno de vez en cuando, es que conocen sus límites, y los quitan delante de su vista cuando el antojo ha sido "sublimado". Aprenden a poner en la parte trasera de la despensa lo que más les gusta y guardan en envases opacos lo que más les tienta en la nevera. Así no tienen que verlo cada vez que la abren. ¿Sabes lo que va en los envases transparentes? Frutas, muchas frutas y vegetales cortados "para picar".
Las mujeres flacas toman mucha agua: De hecho, si las observa, andan con un termito encima. Cuando tienen sed, toman agua. Y eso las mantiene desintoxicadas, hidratadas y con buena rutina matutina.
Las mujeres flacas buscan la luz: Uno nunca se imagina comiéndose una palomita extra grande, un hot dog, un chocolate de los rojos y un refresco de 32 onzas en su casa, sentado en su sofá. Siempre en el cine, ¿verdad? ¿Nunca se ha preguntado por qué? Es por la oscuridad. En lo claro jamás comeríamos así. ¡Las mujeres flacas desconfían de los restaurantes a media luz y de la comida que no se ve!
Las mujeres flacas comen a su tiempo: 3 veces, 5 veces, 7 veces…las veces que sean, las mujeres flacas comen exactamente a la misma hora. Saben que cuando se saltan una comida, el cuerpo se lo reclamará. Y saben, además, que cuando comes con hambre, comes de más. ¿Otro truco infalible? Las mujeres flacas desayunan. Han aprendido, de tanto leerlo, que el que sale desayunado de su casa tiene más energía, quema más caloría y le da menos hambre en el transcurso.
Las mujeres flacas se ejercitan: Y no necesariamente pasan horas en el gimnasio, pero se mantienen en permanente actividad. Caminan, suben y bajan escaleras, mojan las plantas, cargan sus compras. Y sí, se mantienen conscientes de los cambios de su cuerpo y lo obedecen. Y a veces lo obligan cuando el cuerpo insiste en quedarse "haciendo nada". ¿Otro secreto? Las mujeres flacas no comen delante de la televisión, por lo mismo que no comen en lugares oscuros ni caminando.
Las mujeres flacas, cocinan: Saben prepararse sus propias comidas y saben que cuando las hacen ellas mismas, utilizan menos grasa, menos sal, menos elementos artificiales. Difícilmente fríen, y muy rara vez guisan. Apuesto a que tienen sus propias ollas, a las que nadie le pone la mano.
Como ven, no son trucos de magia. Mezclas todo lo anterior con unos genes maravillosos y algo de suerte y ¡ya está! Flaca para siempre.
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