Los nueve días de toros y fiesta dieron comienzo a mediodía con el tradicional grito de "Pamplonesas, pamploneses, viva San Fermín", coreado por los miles de congregados en la plaza del ayuntamiento bajo un manto de pañuelos rojos.
En realidad, la primera jornada festiva había comenzado horas antes, cuando las cuadrillas se reunieron en los bares y restaurantes de Pamplona para compartir los imprescindibles almuerzos antes de dirigirse a la plaza consistorial.
Vestidos completamente de blanco, como manda la tradición, pero todavía con sus pañuelos rojos guardados en los bolsillos, los pamploneses y visitantes han disfrutado de los momentos previos al "chupinazo" en una mañana en la que se han derramado miles de litros de cava y vino.
Cuando faltaban un par de minutos para el mediodía, a los sones de clarines y timbales, los congregados levantaron sus pañuelos rojos en triángulo sobre las cabezas para cubrir con un manto rojo la plaza del Ayuntamiento.
Tras el estallido del cohete, cuya mecha fue prendida por el presidente de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona, sociedad que cumple 150 años, la fiesta ha inundado un año más esta ciudad del norte de España.
El "chupinazo" ha sido el primero de los 533 actos incluidos en el programa preparado por el Ayuntamiento para estas fiestas que, con un presupuesto total de 2,8 millones de euros (3,5 millones de dólares), ofrecerán hoy otros eventos como la celebración religiosa de las Vísperas Solemnes de San Fermín.
 
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