“Desde que tengo recuerdo, he sentido una atracción muy fuerte por otros hombres, y, aunque puedo decir que también he llegado a sentir mucha atracción y mucha química con mujeres, es el hombre el que, en las últimas, despierta en mí lo instintivo, lo animal”, dice en una parte de la publicación.
“En el fondo, yo siempre he sabido que soy gay; sin embargo, me pasé años y años tratando de ocultármelo a mí mismo”, confiesa el cantante, quien no menciona la bisexualidad como opción.
De acuerdo con el texto, el ídolo del pop (quien entró a Menudo en 1984, a los 13 años, y se quedó ahí por cinco) se intimidaba ante sus amigos por su virginidad y tuvo su primera relación, con una mujer, por presión de su grupo social.
“Era una chica muy linda y me gustaba, pero la verdad es que no había nada de intimidad o de cariño entre nosotros, y creo que por eso no fue una experiencia especial. ¿Esto es todo? ¿Esto es de lo que habla todo el mundo? ¡Uf, esto es fatal!”, describe Ricky.
Atracción femenina
En el libro, el intérprete de Livin' la vida loca, se refiere a la presentadora mexicana Rebeca de Alba, a quien llama “Coco Chanel/Brigitte Bardot”, y con quien mantuvo una larga relación.
“Nuestra relación era de mucho amor, mucha atracción, y cuando estaba con ella me sentía seguro”, relata.
Afirma que el término de esa relación marcó el inicio de una etapa de descontrol personal, si bien su carrera iba en ascenso.
Fue hasta después de cumplir 30 años que el artista aceptó completamente su orientación, e incluso llegó a disfrutar el esconderse para vivir sus relaciones.
“Socialmente hay tantos prejuicios en contra de los homosexuales que yo pensaba que nadie me iba a comprender, que iba a ser rechazado, pues esos son los códigos que escuché y aprendí de la infancia”.
Resume uno de los mejores momentos de su carrera. El tema María lo había llevado a vender siete millones de discos y tenía a cargo la canción oficial de la Copa Mundial de Fútbol en 1998.
Luego vino su disco homónimo en inglés con el que vendió 17 millones de copias y ofreció 250 conciertos en 80 ciudades y 35 países. Entonces, admite, se encontraba en “piloto automático”.
“Casi nunca tenía una tarde o una mañana libre para dormir, descansar o simplemente tomármela con calma. Escasamente tenía tiempo para respirar”.
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