Joe Sola, un artista de Estados Unidos, decidió que la exhibición de su nueva obra se lleve a cabo en la oreja de la dueña de una galería de arte, llamada Tig Sigfrids.
El artista pintó seis diminutas pinturas al óleo, que miden 4/64 por 5/64 pulgadas, expuestas en una también pequeñísima galería de paredes blancas. Los cuadros son tan diminutos que Sola tuvo que usar agujas de acupuntura de 12 milímetros para pintarlos.
Cuando los visitantes quieren ver la obra, entran a la galería y se encuentran con Tig Sigfrids sentada en el medio de la misma. Deben, entonces, acercarse y mirar literalmente adentro de su oreja para ver la obra del excéntrico pintor.
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