Los viajeros de un crucero de lujo fueron repentinamente obligados a ir sin el entretenimiento habitual durante diez días pues, según el capitán, navegaban bajo una posible "amenaza pirata", cuando atravesaban el Océano Índico, el Mar Arábigo, el Golfo de Adén y el Canal de Suez.
Carolyne Jasinski, una periodista a bordo del crucero, dijo que el capitán Gennaro Arma se dirigió a la nave y se disculpó por alarmar a los pasajeros, pero insistió en que la amenaza era real y la nave "debe estar preparada para un ataque pirata".
"No hubo luces, ni ambiente de fiesta", comentó la reportera que había sido invitada al crucero. Jasinski aseguró que "al ponerse el sol, se corrieron todas las cortinas y se cerraron las persianas. Las luces brillantes, que normalmente señalan la presencia del Sea Princess en el océano, fueron apagadas por completo".
“No hubo fiestas en la cafetería, ni películas bajo las estrellas, ni bar nocturno al aire libre o saltos en la piscina”, escribió Jasinski en una cuenta de news.com.au.
Rápidamente se supo que la "amenaza pirata no era algo de lo que se bromeaba", pues el capitán avergonzó a los turistas de tres habitaciones que se negaban a seguir las medidas indicadas. "Para aumentar el pánico muy pronto sonó la alarma pirata y se ordenó a la tripulación que se trasladara a los puestos de concentración designados", reseñó Jasinski.
La primera etapa del crucero de Sydney a Dubai fue con paradas en Melbourne y Fremantle antes de dirigirse a Colombo, la capital de Sri Lanka, para luego terminar en Emiratos Árabes
Aunque un portavoz del operador del crucero Sea Princess dijo que el buque no estaba enfrentando una amenaza específica de los piratas y que las acciones fueron tomadas como medida cautelar, el relato de los pasajeros y los testimonios del propio capitán no lo avalan.
Los 1.900 pasajeros a bordo del Sea Princess habían pagado más de USD 39.000 por un crucero de 104 días que salió de Sydney con destino a Dubai.
@infobae
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