Millones de hombres chinos se hallan, como él, atrapados en un mercado del matrimonio ultracompetitivo por las décadas de política de hijo único, que conllevaron un déficit de mujeres que se cifra en millones de ausentes.
A los solteros se los llama peyorativamente “ramas desnudas”, en un país en el que se fomenta la ampliación del árbol genealógico.
La búsqueda de una novia en China era, además, complicada porque muchas chinas retrasan el máximo posible la edad de casarse, con la idea de aprovechar la independencia económica que les otorga su trabajo.
Desesperado por no tener ningún heredero varón de su primer matrimonio y afectado por la soledad, Zhou se gastó más de 17.000 euros (más de 19.000 dólares) en traer a una vietnamita de 26 años a su provincia de Jiangsu, en el este de China.
“Para la gente de mi edad, con dinero se evita perder el tiempo” en buscar una mujer de forma clásica, comenta este empresario, que desde entonces se lanzó al sector lucrativo de los contactos por internet, a través de una página web, de novias vietnamitas y chinos solteros.
“Es rentable”, dice, asegurando que todas las candidatas que su agencia trae lo consienten, aunque del lado vietnamita, oenegés y familias de las víctimas denuncian secuestros y promesas engañosas.
No entra en detalle sobre sus beneficios, excepto para decir que la tarifa de sus servicios es superior a 15.000 euros. En su portal, se acumulan fotos de jóvenes mujeres de entre 20 y 28 años “esperando el matrimonio”.
Según medios oficiales chinos, los precios pueden alcanzar los 25.000 euros en algunas regiones.
Presión social máxima
En China, la presión social que reciben los solteros es enorme. “El matrimonio no es solo un asunto privado, concierne a toda la familia”, explica Jiang Quanbao, especialista en estudios de las poblaciones en la Universidad Xian Jiaotong, entrevistado por la AFP.
La falta de mujeres se nota sobre todo en las zonas rurales. Y casar al hijo soltero es una cuestión de honor familiar, subraya el profesor universitario. “Comprar una mujer que fue secuestrada se acaba convirtiendo en la última opción”, agrega Jiang.
El tráfico de seres humanos se castiga en China con penas de hasta diez años de prisión pero, pese al riesgo y las operaciones de la policía china, el sector no parece haberse debilitado.
“Los beneficios son enormes y los traficantes no tienen ningún interés en dejarlo”, lamenta Mimi Vu, de la fundación Pacific Links, con sede en Vietnam, que lucha contra ese tráfico.
Oficialmente, la política del hijo único en China dejó de existir el 1 de enero de 2016 pero harán falta años hasta que el país recupere un equilibrio entre hombres y mujeres. El déficit demográfico es en la actualidad de 33 millones de mujeres.
En este contexto, Zhou ve su acción como un “servicio público”.
Los hombres que buscan una novia extranjera son a menudo habitantes de zonas rurales, enfermos, discapacitados o personas que no tienen bastante dinero para pagar la dote de una prometida china.
Los casos de intermediarios deshonestos y de novias que escaparon tras haberse embolsado el dinero han minado el sector, criticado en las redes sociales.
Un hombre de la región de Hubei, en el este de China, contó hace poco a un diario local cómo había huido hace poco su prometida vietnamita tras tres meses de relación, abortando su bebé, para buscar un nuevo marido.
Para encontrar esposa, pagó casi 8.000 euros, que se quedó un intermediario. “Ahora, no tengo ni dinero ni esposa… Soy el hazmerreír de la aldea”, dijo el hombre.
“Ha llegado la hora de que el gobierno se encargue de este sector”, concluye un internauta en el sitio de microblogs chinos Weibo.
@ensegundos
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