La ciudad de Nueva York siempre ha sido un bastión importante para el mercado de la industria de la música dominicana.
La presencia de los dominicanos allí le abrió las puertas al talento nativo. Empresarios artísticos como Raphy Mercado, José Tejeda, Mike Rodríguez, Papi Lafontaine, Lin Hidalgo, Leo Andújar, Vidal Cedeño, Chery Jiménez, entre otros, sentaron las bases para el desarrollo de la música dominicana.
La Gran Manzana es el escenario por excelencia para muchos, sin embargo la historia cambió drásticamente a partir del 11 de septiembre de 2001 cuando se produjeron los atentados terroristas en Nueva York.
Los empresarios artísticos Félix Cabrera, Vidal Cedeño y Jay Peña son, junto a otros promotores, así como propietarios de establecimientos, los que mantienen su apuesta a los artistas dominicanos en un ambiente que los reta, porque la música popular dominicana ya no tiene el mismo liderazgo de otros tiempos debido a que, entre otros motivos, un nuevo público pide otras cosas y falta un relevo en los géneros tradicionales.
Marcaron territorio
Johnny Ventura, Joseíto Mateo, Primitivo Santos, Fernando Villalona, Los Hermanos Rosario, Juan Luis Guerra, Fefita La Grande, Raulín Rosendo, Sergio Vargas, Raulín Rodríguez, Romeo Santos, Yiyo Sarante, Freddy Beras Goico, Toño Rosario, Pochy Familia, Conjunto Quisqueya, Milly Quezada y Wilfrido Vargas, son algunos de los protagonistas locales que se encargaron de dar la cara por la cultura dominicana en la gran urbe.
La realidad hoy
¿El negocio ha bajado? ¿Cuánto ha cambiado el espectáculo en Nueva York? Esas preguntas se las formulamos a los empresarios artísticos Vidal Cedeño, Félix Cabrera y Jay Peña, el primero con una trayectoria de más de 25 años, mientras que el segundo ha venido desarrollando una labor desde hace más 15 años.
“La incidencia de la música dominicana ha jugado un rol importante en la ciudad de Nueva York desde comienzos de los años 80 hasta la actualidad. Pero, sin temor a equivocarnos, consideramos que la mayor relevancia de los artistas dominicanos en la urbe ha sido durante las décadas de los 80 y 90 y en los primeros años del 2000, protagonizada por los más grandes exponentes del merengue y la bachata. Vale señalar que hubo un declive durante la crisis económica inmobiliaria del año 2008 que afectó mundialmente a todos los sectores incluyendo nuestra música”, reflexionó Cedeño.
El empresario artístico recordó que durante tres décadas la ciudad de Nueva York acogió importantes festivales en los que brillaron el merengue y la bachata, en escenarios como el Madison Square Garde, Radio City Music Hall, el Carnegie Hall, Teatro United Palace, el Shea Stadium, entre otros.
“Estos han sido escenarios que han servido para poner en alto la música dominicana, bajo la tutela nuestra y de otros destacados promotores entre los que cabe mencionar a Félix Cabrera y Jay Peña, los cuales junto a los ya mencionados Ralph Mercado y José Tejeda hemos sido quienes nos hemos encargado de hacer la diferencia”, comentó.
En la última década 2010-2019 se han destacado artistas del género urbano, pero hasta el día de hoy no han podido alcanzar la dimensión obtenida por los exponentes del merengue y la bachata. “En la actualidad son los que más presentaciones logran en la mayoría de los night club y los denominados lounge”, comentó Vidal Cedeño.
Los empresarios Jay Peña y el experimentado Félix Cabrera definen como muy oscuro el panorama para el negocio. “El escenario para la música dominicana en Estados Unidos y Puerto Rico es pésimo. Los bailes, los conciertos y hasta los restaurantes atraviesan por una situación crítica, situación que se le atribuye a la crisis económica que nos está afectando. Eso arrastra el negocio de la música, que no es una necesidad. En 37 años que tengo en esto nunca había visto una situación como esta”, comentó Cabrera.
Jay Peña apoyó lo declarado por Cabrera en lo relativo al impacto económico, sin embargo, hoy existe un nuevo público. “El público de Nueva York hoy es más selectivo, aunque hay que reconocer que la música urbana es lo que está dominando porque la juventud tiene como alternativa eso. También tenemos que agregar que los establecimientos se han reducido”.
Peña abonó que el tema de los espacios para las presentaciones artísticas es un serio trastorno a la dinámica que desarrollan allí. “Hoy no es rentable para algunos negocios recortar sus espacios para acoger una orquesta en detrimento de los ingresos que le genera los que asisten a los lugares”.
El empresario artístico comentó que entre las limitaciones está el hecho de que algunos lugares que presentan la música urbana no son frecuentados por las familias por la característica de las vestimentas que utilizan las damas que atienden a los clientes.
“La bachata, el merengue, están saliendo a otros lugares fuera de Nueva York, pero naturalmente estamos hablando de figuras que tienen una cuota de esos mercados aún como Héctor Acosta, Toño Rosario, Anthony Santos, Frank Reyes, Los Hermanos Rosario, Fefita La Grande, Sergio Vargas, artistas que han sembrado en esta urbe. En el caso de Sergio este se comporta como uno más de la diáspora, algo que es muy especial de él. No es así con un artista como Fernando Villalona quien ya está desconectado de esta plaza y tiene muchos años que no viene”, comentó.
Buscando una nueva estrategia para atraer a las familias, Jay Peña desarrolla desde hace unos años conciertos en el Yate Infinity y en otros lugares, debido a que es imposible contratar el habitual Teatro United Palace ubicado en el Alto Manhattan, lugar en donde se realizan la mayoría de los espectáculos multitudinarios en Nueva York dirigidos a la comunidad dominicana.
“Nosotros comenzamos en febrero esta nueva modalidad en la que involucramos a merengueros, salseros y bachateros. Nos hemos convertido en un lugar viable porque allí se junta toda la familia. Allí apoyamos a nuestros exponentes”, comentó.
Jay Peña confió a DL que ha conversado con los empresarios Vidal Cedeño y Félix Cabrera a los que le ha planteado que el Teatro United Palace ya no es negocio para ellos debido a lo costoso que resulta montar un concierto o espectáculo en esa sala. “El United Palace costaba entre 15 y 20 mil dólares. Hoy hacer un montaje allí te sale entre 60 y 70 mil dólares. Nosotros y otros colegas hemos hecho espectáculos allí y hemos tenido que pagar esa suma. Por eso tenemos a gente que como nuestro amigo Vidal Cedeño que ya no hace espectáculos allí, por lo que hemos convenido hacer espectáculos en otras ciudades”, puntualizó.
Música urbana
“Aunque la oferta artística no sea una cosa del otro mundo, es más atractivo para ese blanco de público y ha desplazado totalmente al merengue en la juventud. Lo que debe quedar claro es que el mercado más importante de nuestra música es Nueva York, lo que si reitero es que los sitio dominicanos están dominados por la música urbana dominicana, porque además el único público que gasta dinero aquí es el dominicano y eso lo vemos en las grandes discotecas de aquí”, reveló.
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